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Jubilación una inversión para cuidar a los que amamos

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Lunes, 13 de enero de 2025

Lic. Nuria de la Arena (España)

La vejez es un estado ya alcanzado, mientras que el envejecimiento representa el proceso de avanzar hacia dicho estado. La vejez forma parte del desarrollo evolutivo, y las personas que llegan a esta etapa necesitan poner a prueba sus esfuerzos adaptativos, habilidades y capacidades para optimizar un envejecimiento saludable y competente En esta etapa, es importante considerar los diferentes factores que pueden influir en la calidad de vida de las personas mayores. Entre ellos, los factores de riesgo pueden afectar negativamente la salud, el bienestar o la calidad de vida, y abarcan aspectos físicos, psicológicos, sociales, ambientales y conductuales.

Los factores de riesgo a nivel de salud se relacionan con: enfermedades crónicas, pérdida de movilidad, desnutrición, caídas y lesiones y cambios sensoriales.

Los factores psicológicos de riesgo se relacionan con la depresión y ansiedad asociadas a sentimientos de soledad, aislamiento o la pérdida de seres queridos. También es frecuente encontrar cierto deterioro cognitivo, que limita la capacidad de realizar actividades diarias y provoca estrés y vulnerabilidad.

Los factores sociales y ambientales representan un riesgo adicional ya que producen aislamiento social por la falta de red de apoyos, pobreza económica que limita el acceso a servicios de salud, vivienda y alimentos adecuados.

En contra partida, existen factores de protección que ayudan a incrementar la calidad de vida de las personas mayores: estilos de vida saludables mediante una alimentación adecuada y una actividad física regular adaptada a las capacidades de cada persona, acceso a servicios de salud mediante revisiones médicas, prevención de caídas.

En la parte psicológica también tenemos presente factores de protección que son mantener una actitud positiva frente al envejecimiento que refuerza la autoestima y el bienestar, mantener la independencia y la autonomía mediante la toma de decisiones, estimulación emocional y cognitiva.

Sin embargo uno de los factores de protección más importantes se relacionan con la economía, la estabilidad financiera con unos ingresos suficientes permite cubrir las necesidades básicas y disfrutar de la vida activa mediante la posibilidad de acceder a recursos y programas de apoyo social, pensiones y servicios públicos que permitan que la persona puede mantenerse activa durante la última etapa.

Para proteger a las personas en la vejez, es fundamental implementar un sistema social a largo plazo que les permita desarrollarse y mantenerse activas después de la jubilación. Este sistema de aportaciones asegura una estabilidad económica de cara al futuro, ya que los aportes contribuyen a la creación de un sistema de pensiones o un plan de ahorro. Estos instrumentos financieros garantizan un ingreso estable para cubrir las necesidades básicas, como la vivienda, alimentación o servicios esenciales.

Una de las ventajas más significativas de este sistema es que facilita el acceso a servicios médicos. Con el envejecimiento, aumenta la probabilidad de enfrentar problemas de salud y la necesidad de atención médica constante. Las pensiones pueden desempeñar un papel crucial en la cobertura de costos, que suelen ser elevados, especialmente cuando no se cuenta con un seguro adecuado.

Además, aportar para acceder en el futuro a una pensión contribuye a mantener y fomentar la calidad de vida de las personas mayores. Esto permite vivir con dignidad y reducir la dependencia económica de familiares o terceros. Contar con ingresos propios otorga mayor autonomía y libertad en la toma de decisiones, fortaleciendo su sentido de independencia.

Aportar para la jubilación no es solo cuestión financiera, sino también una inversión en el bienestar integral de las personas. Este sistema garantiza tranquilidad y la dignidad durante la etapa de la vejez. Comenzar a planificar y aportar lo antes posible maximiza los beneficios, permitiendo alcanzar una mayor estabilidad y seguridad a largo plazo. Por ello, fomentar una cultura de ahorro y previsión es esencial para enfrentar con éxito esta etapa de la vida.

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